Fuiste sin querer,
aunque a posta envidé a que fueras.
Como la niña que tira un beso y esconde la mano,
esperando que el rojo de sus mejillas no delate que fue ella.
Llegados a este punto
no sé si fuiste sin querer,
queriendo,
o es que nunca llegaste a ser
porque no hubo momento en el que no fueras.
De la misma manera que no sabemos si el mundo lo creó Dios,
una explosión o la televisión,
yo no sé tu cómo ni cuándo, pero aquí estás,
¿y la fe? en el origen que más sane la soledad.
Imposible desflorar al destino,
ácida la creencia en Dios y
hasta donde puedo vivir,
te siento de carne y hueso.
Quizá, y solo quizá,
la fe eres tu.
Protagonista, trama y desenlace.
Sujeto, verbo, y lo demás.
Me ha gustado mucho tu blog, Carmen. Gracias por descubrírmelo :)
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