sábado, 6 de septiembre de 2014

El universo de Brick Lane

Las grandes ciudades cansan, a mí y al más arraigado cosmopolita. Sin embargo, tienen algo excepcional: pequeños mundos en su interior que consiguen transportarte a distintos lugares. En Londres puedes viajar a China a un paso de Piccadilly, conocer el sueño americano en La City o viajar a Oriente acercándote al Este de la capital, entre tantas otras experiencias mundiales.

Yo siento el deber de contaros acerca del Este de Londres, donde tengo el placer de vivir. Se trata, en general, de una zona que comenzó siendo el nido rechazado de emigrantes, zona intocable para los ejecutivos de la cercana Liverpool Street.

A dos minutos de mi casa me encuentro cada día con Brick Lane, una de las principales arterias del Este londinense. Queréis conocerla, os lo aseguro.



El nombre actual se debe a la construcción de tejas y ladrillos iniciada en el siglo XV. Tras el terremoto de Londres en 1666, esta actividad creció notablemente y gracias a la mano de obra de Brick Lane, Londres se levantó sobre sus ruinas, algo que hoy en día parece olvidado. Su fama como zona de emigrantes se remonta  siglos atrás: comenzaron llegando refugiados hugonotes de Spitafields, tras ellos, los irlandeses, judiosaskenazíes y, en el siglo XX, los bangladesíes. Por ellos, esta zona es conocida hoy en día como Banglatown.

Tal ambiente vagabundo se convirtió en foco de interés de varios artistas de la capital británica  para explotar su arte, aquellos que se atrevieron con los alrededores de Brick Lane, comenzaron a hacer del Este una de las zonas más interesantes y alternativas de Londres. 

Cada ola de emigrantes refugiados consiguió dejar huella, siendo cada una de ellas un trozo del corazón tan único que late desde Commercial Road hasta más allá de Bethnal Green.  La cultura oriental que se respira en barrios como Whitechapel convierten este área en un enclave exótico e intercultural que poco tiene que envidiar a lo más posh del Soho.

La explosión de esta zona se canaliza a través del arte callejero, con firmas tan ilustremente desconocidas como Banksy, seudónimo tras el que se esconde uno de los más prolíficos artistas del street art británico.

En Brick Lane, como en el amor y la guerra, todo vale. A lo largo de esta calle el arte callejero asoma su garra con ímpetu y ganas de gritarle al mundo que el arte es un lenguaje poderoso al alcance de cualquiera que tenga algo que decir.

Hacen falta muchos días para empezar a saciar tus sentidos de todo aquello que ofrece esta arteria del este a lo largo de sus dos aceras y escondites. 

Tu olfato te sorprenderá con un singular olor curry y otras especias que se entrecruzan en cada puesto de comida; tu vista se tropezará con miradas de personas que vienen de muy, muy lejos, y encontrará una manifestación de arte que admirar cada vez que intente revisar el móvil; tu oído pensará que está en la India, el murmullo oriental trueca el inglés por un diminuto enemigo; el sentido del gusto puedes calmarlo por unas libras en alguna panadería que venda dulces árabes, de esos incomparables cubiertos de pistacho y miel; por último, no hace falta hurgar mucho para notar la suciedad de la zona, así que tus manos pueden seguir sujetando la cámara de fotos o libreta. Ojo, las calles no requieren de lejía, esta es la auténtica e inigualable cara de Brick Lane, y no le hacen falta cambios. Si buscamos una aguda pulcritud tenemos el resto de Londres.

Esta es una de las comisuras que más me atrapan de Banglatown. Que la muerte nos acompaña de la mano lo sabemos todos, lo bonito es que los muros te lo digan a través del arte. Nunca la muerte estuvo tan a la vuelta de la esquina como en este escondite. Quizá el lugar para plasmar ese esqueleto fue totalmente aleatorio, pero me gusta pensar que no.
 

Todo artista y mensaje, sea del ámbito o color que sea, tiene su hueco en estos muros. Valentía y ganas de expresar es lo necesario para que te escuchen, las paredes aquí hablan y trasmiten más que muchas bocas abiertas.


Con un simple vistazo podemos vernos reflejados en más de un graffiti, pues representan temas tan mundiales como la muerte, la vergüenza o la atracción hacía lo desconocido o mágico. Paseando por la zona te das cuenta que, vengamos de donde vengamos, todos somos seres humanos con las mismas preocupaciones vitales. El color de la piel no nos hace diferentes, venir de un lugar acomodado no nos hace mejores. Cualquiera que visite Brick Lane saldrá de ella más humilde y con una importante porción menos de etnocentrismo.


"Una pantalla de inicio toda para tí"
How to build a universe
David de Britto



A pesar de que Londres no sea mi ciudad eterna, creo que a todos nos viene bien pasar por aquí unos meses. La constante llegada de tan diversa información nos mantiene despiertos, descubriéndonos a nosotros mismos al borde de experiencias que quizá en otro sitio no serían posibles, o al menos no iguales. Si hay algo que siempre le agradeceré al Este de Londres es darme la oportunidad de cruzarme cada mañana de camino al trabajo con varias culturas en una misma calle, darme cuenta de que en el mundo somos muchos y todos tenemos algo para los demás, todos tenemos algo que expresar. 

Mañana es Domingo en Brick Lane, día que merece un post propio. Mercados, puestos de comida, olores, colores, flores... ¡Próximamente!





Posted By: Unknown

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